Entrevistado anónimo: túneles y residencia

La siguiente entrevista es un recuento de dos hechos que marcaron la historia del Perú. Uno ocurrido en 1989 cuando presos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) escaparon del penal de Lurigancho, a través de un túnel construido desde el interior de una casa cercana.

El segundo incidente es la toma por asalto de la residencia del embajador de Japón ocurrida en Lima, en el mes de diciembre de 1996.

Quien responde a las preguntas puede ser bautizado como “guerrillero”. No acepta el calificativo de “terrorista”, para el MRTA, además de señalar que, a diferencia de Sendero Luminoso, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru era cuestionador de la realidad, haciendo “filosofía política”, de los hecho vividos desde 1970 hasta 1997.

¿Qué era el MRTA?

“Siempre fuimos guerrilleros. Estamos en convergencia con la propuesta de Ernesto “El Che” Guevara, era una lucha que no incluía a Europa, éramos quienes en nuestra cosmovisión defendimos a los países del Tercer Mundo: Asia, África y América Latina”.

¿Me habla de filosofía en el MRTA, pero qué eran entonces las “cárceles del pueblo”?

“El término ‘cárceles del pueblo’ viene de Argentina. No se entiende ahora, pero teníamos un punto de partida en La Habana con el triunfo de la revolución cubana, la cual derrocó a Fulgencio Batista, en 1959”.

¿Había financiamiento cubano en el MRTA?

“No. Éramos financiados por grupos europeos, el equivalente a los denominados colectivos del día de hoy”.

¿Las “cárceles del pueblo” eran secuestros para financiar sus actividades?

“Era una de las formas; rescates pagados por familias de alta alcurnia como los Delgado Parker, pero, con el tiempo, el mismo Víctor Polay Campos reconoció que fue un error”.

¿Víctor Polay Campos venía de una familia adinerada?

“Clase media-alta. Ironías de la vida, la madre de Polay murió víctima de una de esas personas por las que él decía luchar. Una trabajadora del hogar”.

¿Es usted conciente de los abusos que cometió el MRTA en la selva?

“Fuimos parte de un grupo que venía del Apra, otro grupo de obreros sindicalizados de las grandes fábricas que existían en la Carretera Central, además, y hay que decirlo, entró lumpen al MRTA. Ese lumpen cometió atrocidades con las tribus ashánincas. Ese mismo lumpen fue el que movió las ‘cárceles del pueblo’ ”.

¿Estuvo preso por integrar el MRTA?

“No integré el MRTA en su parte armada, pero estuve preso en Lurigancho. Yo era parte del debate filosófico-ideológico. Mientras que Sendero solo respondía al llamado pensamiento “Gonzalo”, nosotros teníamos más base. Si quieres llámala principista”.

¿Debatieron con Sendero Luminoso?

“En los años 80 el debate y las broncas con Sendero Luminoso al interior de las cárceles era algo normal. También hubo golpes con Sendero en todos los penales. A mí no me llames terrorista, terroristas los de Sendero Luminoso, que encima eran brutos, no salían de una defensa de disco rayado de su líder Abimael Guzmán”.

¿Por qué ustedes no aceptan que se les llame terroristas?

“Porque teníamos presentes los Acuerdos de Ginebra; nos regíamos bajo los protocolos de la guerra convencional. Mientras que Sendero Luminoso quería copiar la lucha de Vietnam y la marcha de Mao del campo a la ciudad”.

¿Es que acaso las “cárceles del pueblo” no fueron secuestros delincuenciales?

“Te lo acabo de reconocer. En un momento el mismo Polay Campos se dio cuenta de que el tema se le había ido de las manos. Con los años te puedo decir que es escalofriante pensar que se cobró 9 millones de dólares por la libertad de un ser humano. No hay motivo de orgullo en ello”.

¿Estuvo preso en 1989 cuando se presos del MRTA se escaparon del penal de Lurigancho?

“Yo salí un mes antes en libertad, pero ya se hablaba de que íbamos a salir, aunque para quienes no eran de la cúpula no había información del cómo”.

¿Cómo se hizo la fuga?

“Primero, los servicios de inteligencia no funcionaban en los penales. Había visitas de unos ingenieros, topógrafos y geólogos vinculados al MRTA. Ellos pagaron en intis de aquella época, el equivalente a 80 mil dólares a un chanchero que compraba los desperdicios del penal, para alimentar a sus animales. Por lo que sé, ya después del hecho, el túnel se construyó en menos de tres meses. Salieron 200 presos, cada quien con dirección distinta”.

¿Se habló en ese momento de que hubo un canje entre el MRTA y el empresario Héctor Delgado Parker, quien también era asesor presidencial, durante la primera gestión de Alan García?

“Pamplinas; salieron todos por el túnel”.

¿Cómo reaccionó usted en el asalto a la residencia del Embajador japonés de 1996?

“Una emoción extraña; pensé que políticamente pudo resurgir el MRTA, pero fue un error. Hablas del último núcleo de un movimiento extinto en lo político y lo armado. Quienes lo encabezaron eran miopes, eran personas sin mayor capacidad, justamente en lo político”.

¿A quiénes se refiere?

“A los dos que encabezaron este hecho, Néstor Cerpa y el conocido “Árabe” (Rolly Rojas?. Si estos dos hubieran pensado políticamente, en una semana resolvían todo, se iban del país y hacían trabajo político desde el extranjero”.

¿Está seguro de ello?

“Tan seguro como decirte que luego de una semana, en la noche de Navidad, ya la incursión militar era inminente. Una sensación de dolor lenta me invadía todo el tiempo que duró la toma de la residencia del embajador de Japón, Morihisa Aoki”.

¿Cree sinceras las lágrimas de Juan Luis Cipriani aquel día?

“Todas las manifestaciones de dolor fueron sinceras; no importa de dónde vinieran, el dolor fue real. Además, ese día de abril 17 de 1997 se extinguió el MRTA. Te lo digo con conocimiento de causa”.